Aportes para la
evaluación del impacto social de proyectos de Desarrollo Rural en contextos
de crisis: el caso del Proyecto Vinal entre pequeños productores criollos
del centro de la provincia de Formosa
Carenzo S.; Blasco, C y E. Astrada*
* Grupo de Estudios sobre Ecología Regional (GESER),
geserargentina@yahoo.com.ar
1. Introducción: El vinal como problemática ambiental
El Proyecto Vinal constituye una iniciativa enmarcada en el Desarrollo
Rural Sustentable (DRS), de la participan actualmente 55 familias de
pequeños productores criollos localizados en las colonias agrícolas de
Ibarreta, en el centro de la Provincia de Formosa.
Esta zona presenta características climáticas rigurosas que condicionan el
desarrollo productivo local. Las precipitaciones alcanzan entre 900 y 1000
mm anuales, presentando una distribución muy irregular que alterna
periodos de sequía e inundación; de modo tal que al prolongado déficit
hídrico que se extiende desde el otoño hasta la primavera, sobreviene una
fuerte concentración de las lluvias durante el período estival. La
temperatura media es de 25°C, con picos de hasta 45°C en verano; sin
embargo durante los meses de julio-agosto se registran entre 2 y 5
heladas. La topografía general es plana con depresiones leves que originan
importantes superficies anegables que conforman una gran cantidad de
esteros y bañados estacionales y permanentes. La vegetación se presenta en
forma de mosaico, ocupando distintos ambientes, donde predominan las
especies leñosas, formando bosques mixtos que incluyen distintas especies
del género Prosopis en asociación con bosquecillos de Quebracho colorado
chaqueño (Schinopsis balansae), Quebracho blanco (Aspidosperma quebracho
blanco), Guayacán (Caesalpinia paraguariensis), Mistol (Ziziphus mistol),
y Guaraniná (Bumelia obtusifolia); mientras que en ambientes de bajos,
cañadas y esteros predominan distintas comunidades de herbáceas que
conforman pastizales.
Realizando una gruesa generalización, podemos decir que sobre estos
ambientes se implementaron distintas modalidades de aprovechamiento de los
recursos naturales, cuyo común denominador ha sido el predominio de una
racionalidad productiva de tipo extractivo, que no ha considerado sus
efectos sobre el sistema ecológico que hacia de soporte biofísico de estas
actividades productivas. Así, el monte alto que ocupaba las lomas fue
explotado con criterio minero para la extracción de maderas duras y los
pastizales de zonas bajas fueron intensamente sobre pastoreados; mientras
que los bosques bajos de media loma fueron desmontados para habilitar
chacras que se destinaron al monocultivo del algodón, durante la época de
expansión de esta actividad en el centro-este de la provincia. El grado de
degradación de estos ambientes es importante, especialmente en relación a
los pastizales como consecuencia del sobre pastoreo intensivo,
evidenciando un claro retroceso en cuanto a la superficie ocupada, además
de graves signos de erosión y salinidad. En cuanto a los bosques, se
evidencia una presión selectiva sobre aquellas especies maderables como
Algarrobo (Prosopis alba y nigra), Quebracho colorado chaqueño (Schinopsis
balansae) y Quebracho blanco (Aspidosperma quebracho blanco), que pone en
serio riesgo la continuidad del recurso. Por otra parte, si bien los
suelos son relativamente ricos en materia orgánica, evidencian una fuerte
pérdida de fertilidad como consecuencia de décadas de monocultivo
intensivo del algodón realizado con escasas o nulas prácticas de
conservación y recuperación del suelo.
Estas prácticas culturales (sobre pastoreo, desmontes y monocultivo sin
rotación) favorecieron el proceso de invasión de especies leñosas sobre
áreas degradadas que se evidencia actualmente en la región del Chaco Semi-árido
y que de acuerdo a los especialistas constituye una de las principales
problemáticas ambientales a escala regional (Adámoli y Morello, 1999). En
la zona de Ibarreta la principal especie colonizadora es el Vinal (Prosopis
ruscifolia), una leñosa nativa que presenta gran eficacia para ocupar en
poco tiempo estos ambientes disturbados. Una vez instalado sobre potreros
sobre pastoreados y chacras abandonadas evidencia gran persistencia, lo
cual dificulta su erradicación. Forma densas comunidades, llegando a
alcanzar los 3.000 individuos/ha, que impiden el desarrollo del estrato
herbáceo en el suelo y dificultan el tránsito animal debido a sus fuertes
espinas y a su arquitectura (ramificada desde la base) (Blasco, 2004)
El avance de los vinalares sobre estas áreas afecta el potencial
productivo de los predios, especialmente de aquellos pequeños productores
con escasa superficie disponible, ya que el desarrollo de los vinalares
puede llegar a ocupar hasta un 50% de las tierras que previamente eran
destinadas a un uso agrícola-ganadero. Sin embargo, esta no es una
problemática reciente ya que guarda estrecha relación con el predominio de
modelos productivos extractivos que comentamos anteriormente. Hacia la
década del 30, el proceso de transformación de tierras sobre pastoreadas
en vinalares alcanzó tal dinamismo que motivó su tratamiento a escala
regional, llegando a incluso a plasmarse a nivel jurídico a través del
Decreto Ley N° 35.581/41 del Ejecutivo Nacional, que declara al Vinal
“plaga para la agricultura” y se encomienda su erradicación como parte de
las políticas públicas en materia productiva1. Para ello se ensayaron
diversos métodos físicos y químicos para su eliminación (desde desmontes a
aplicación de tóxicos), pero ninguno garantiza resultados satisfactorios a
largo plazo e incluso llegan a empeorar la situación inicial.
2. Transformando la plaga en recurso: Aplicación de un modelo de usos
múltiples en vinalares
La problemática asociada al vinal puede enmarcarse en lo que Leff denomina
“cultura ecológica”, entendida como un conjunto de valores y prácticas que
se concretan a través de la articulación entre sistemas de significación y
sistemas productivos de formaciones socioeconómicas, de comunidades de
grupos sociales específicos en un contexto geográfico y momento histórico
determinados (Leff y Carabias, 1992). A partir de esta noción podemos
comprender la relación existente entre la percepción y valoración social
de los elementos de nuestro entorno natural y el rol que se les asigna
socialmente dentro de un sistema productivo determinado.
En tal sentido, el uso dado al vinal durante casi un siglo entre la
población rural de escasos recursos, ha estado orientado predominantemente
por su valor de uso2; mientras que su incorporación en procesos
productivos locales orientados por la consecución de su valor de cambio
antes del inicio del Proyecto Vinal era poco significativa, limitándose a
la venta de leña a escala local y en menor medida a la fabricación de
carbón vegetal. De tal modo, en el marco de los sistemas productivos
agro-ganaderos tradicionales que se desarrollaron en la zona centro de
Formosa, el vinal fue siendo construido como una especie plaga, como
consecuencia de su alta dispersión, capacidad de regeneración y
resistencia a la erradicación. En efecto, esta especie se fue convirtiendo
en una eficaz competidora por los elementos básicos (suelo, agua y luz)
frente a las principales actividades productivas regionales (agricultura
del algodón y cría de ganado vacuno), de allí que el vinal fue por mucho
tiempo sinónimo de obstáculo al desarrollo.
Sin embargo, al adscribirle la condición de plaga se naturalizaron las
causas que habían originado el problema, eludiendo la responsabilidad
colectiva que las sucesivas generaciones de productores locales tuvieron y
tienen en relación a la expansión de esta especie. Es que este último
proceso se encuentra estrechamente ligado al predominio de modelos de
explotación irracional de aquellos recursos naturales locales que sí
fueron incorporados tempranamente en procesos de valorización (maderas
duras, pastizales y suelos con aptitud agrícola) y que favorecieron la
modificación, reemplazo y/o degradación de los ecosistemas locales. Del
mismo modo también se invisibilizó el potencial de esta especie para
realizar un aprovechamiento integral de los vinalares a través de un uso
integrado que combinara su potencialidad para integrar el uso forestal al
tradicional agro-ganadero.
Sin embargo, esta situación empezó a cambiar cuando en 1998 unas 30
unidades productivas domésticas de Ibarreta (de aquí en más UPD´s) junto
con el equipo técnico del GESER, comenzaron a implementar el Proyecto
Vinal3 en sus propios vinalares. A través de un proceso participativo de
transferencia, estas unidades comenzaron a implementar un modelo de
aprovechamiento múltiple de sus vinalares con vistas a lograr un
aprovechamiento sustentable y diversificado de los recursos locales. De
este modo, la propuesta apuntaba tanto a recuperar la aptitud productiva
de las tierras invadidas por vinal, como a coadyuvar en un proceso de
restauración ecológica que vuelva al sistema a su tradicional paisaje de
“parque”. Básicamente se apuntó a deconstruir la percepción homogeneizante
del vinal como plaga a través del desarrollo de un modelo agro-silvo-pastoril
aplicado en vinalares. A través de una metodología participativa se
transfirieron y adaptaron criterios y técnicas de manejo forestal que
permitieron dar cuenta de la diferenciación presente en los vinalares en
función de su estructura, sanidad y potencial de aprovechamiento. De este
modo la idea de su erradicación definitiva pasa a ser reemplazada por la
de su uso sustentable, que implica aprender a convivir y aprovechar el
potencial forestal del vinal (y por extensión el bosque) en forma
integrada con otros tipos de prácticas productivas como la ganadería y la
agricultura (realizadas “bajo monte”), pero también productos forestales
no maderables, como la apicultura y la elaboración de harinas y
balanceados con frutos forrajeros de árboles del monte (algarrobo, vinal,
mistol, chañar, itín) .
Cada UPD participante implementa el modelo en módulos de 3 has dentro sus
propios vinalares, aplicando técnicas de raleo y poda que reducen el
estrato arbustivo, disminuyen la densidad de la población de vinal
utilizando criterios selectivos (extracción de individuos sobre maduros y
enfermos). Estas intervenciones mejoran la sanidad de la masa boscosa
remanente y a su vez disminuyen el sombreado, permitiendo que se
desarrolle el estrato herbáceo (casi inexistente en un vinalar tipo), pero
al mismo tiempo permite controlar la multiplicación excesiva del vinal, ya
que el adecuado control lumínico es clave para controlar su expansión.
Posteriormente se procede a la clausura perimetral de la parcela en
función de un esquema de apotreramiento, que responde a una planificación
a 20 años, incorporando una parcela de 3 has por año.
Las UPD´s participantes reciben del Proyecto asistencia técnica,
equipamiento e insumos; pero como contraparte deben aportar el trabajo
doméstico necesario para la implementación del modelo silvo-pastoril en
sus predios. En este sentido, su participación en el Proyecto no solo
implica el aprendizaje de nuevas prácticas productivas (p.e silvicultura
forestal), sino que además al incorporar el trabajo en los vinalares
supone una ampliación del espacio productivo predial, modificando la forma
en la cual era percibido y valorizado tradicionalmente. En la mayoría de
los casos esto implica una redefinición de la rutina de trabajo a nivel
predial para ajustar las nuevas tareas al cronograma anual de actividades
productivas. La carga extra de trabajo predial es importante,
especialmente al inicio del proceso de implementación; ya que las tareas
silviculturales y de clausura perimetral son las que demandan una mayor
carga de trabajo doméstico; estimándose que para el módulo inicial de 3
has se requieren 67 jornales para el raleo y poda silvicultural y 30
jornales para el posteado y alambrado perimetral (Cáceres, 2003).
Considerando que la implementación del primer módulo se durante el primer
año, cada UPD debería incorporar un promedio de 0,25 has/mes, lo que
implica asignar unos 6 jornales de trabajo a estas tareas.
En cuanto a los resultados obtenidos, debemos señalar que los avances más
significativos se obtuvieron los componentes forestal y ganadero del
modelo.
El componente forestal incluye un esquema de aprovechamiento integral de
la madera extraída en las intervenciones de manejo silvícola, en función
de su diámetro, longitud, rectitud y sanidad. De este modo es posible
establecer tres usos predominantes para la madera de vinal: Energético,
para la producción de carbón y leña empleando diámetros superiores a 10 cm,
de mala sanidad y fustes no aptos para uso maderero (torcidos, quebrados,
etc). Constructivo, a través de la elaboración de postes y espalderas para
su empleo en la infraestructura rural. Para ello se emplea madera de
calidad intermedia, entre 12 y 20 cm de diámetro y fustes rectos
superiores a 1,5 m. Industrial, ya que la madera de mejor calidad se
destina a la provisión de materia prima para la elaboración de parquet,
entablonados y aserrío. Los diámetros deben superar los 25 cm, y la
longitud debe superar los 90 cm. En las primeras etapas de implementación
del modelo se obtiene una mayor producción de madera para uso energético y
constructivo, ya que se extrae un mayor volumen de madera de calidad mala
o regular. El manejo silvícola mejora la calidad y sanidad de la madera
por cuanto en posteriores intervenciones aumenta el volumen de madera de
calidad extraído de cada parcela.
En forma complementaria, las tareas silvícolas sientan las bases para el
desarrollo del componente ganadero que básicamente comprende la
recuperación del estrato herbáceo nativo y la implantación de pasturas
exóticas, para incrementar la capacidad de carga ganadera de los predios4.
Del mismo modo el apotreramiento permite comenzar a incorporar ciertas
prácticas de manejo ganadero, ya que permite controlar, rotar y diferir el
pastoreo en la parcela en función de las características de sus rodeos.
De acuerdo al modelo propuesto, las UPD´s participantes deberían
incrementar sus ingresos prediales a través de la comercialización de los
productos obtenidos en forma directa o indirecta de la implementación del
componente forestal y ganadero en sus predios. Sin embargo, el desempeño
evidenciado por estas unidades en la implementación de los distintos
componentes evidenció diferencias muy significativas, que en algunos casos
comprometieron el alcance de los resultados previstos en el Proyecto. A
continuación presentamos algunas consideraciones en torno a esta
problemática, puntualizando algunos aspectos que consideramos claves para
su abordaje desde un marco de investigación-acción.
3. Aproximaciones en torno al impacto social del Proyecto Vinal
En sus aspectos macro-estructurales y siguiendo a Belli, Slavutsky y
Trinchero (2004) enmarcamos este proceso en la actual redefinición de la
dinámica económica y socio-política que se verifica a nivel de la Región
Chaqueña en tanto “formación social de fronteras” específica; donde estos
proyectos de DRS se implementan en forma concomitante y a veces
complementaria a la veloz expansión de la frontera agropecuaria y al
avance de los procesos de integración regional desarrollados fronteras
afuera y adentro. En este sentido, acordamos con la necesidad de
interpretar estas experiencias a partir de: “…las relaciones sociales que
involucran comunidades poblacionales indígenas y campesinas asentadas en
estos espacios en redefinición y, especialmente los procesos sociales,
económicos y ambientales que impactan en su dinámica productiva y
reproductiva” (Op. Cit. 2004:8).
Ahora bien, es posible identificar la existencia de grandes diferencias
entre estas experiencias de DRS y aquellas relacionadas con la expansión
de las distintas fracciones del capital agrario o de la implementación de
mega-proyectos de desarrollo regional. Al menos las primeras, incorporan
en sus prácticas espacios más o menos efectivos para canalizar la
participación de los sectores sociales más postergados (campesinos e
indígenas) en la definición y resolución de sus propias problemáticas. En
tal sentido, la multiplicación de estas experiencias de DRS podría llegar
a configurar un campo con potencial para la construcción de un verdadero
modelo alternativo de desarrollo a escala regional (y por sobre todo en el
ámbito de la provincia de Formosa).
Esto no implica la inexistencia de limitaciones inherentes que
obstaculizan seriamente su potencial para dar lugar a políticas más
amplias y abarcativas. En efecto, su implementación focalizada en un
conjunto de experiencias piloto desarrolladas a escala micro-local,
generalmente atomizadas y con escasa o nula articulación intersectorial e
interinstitucional, da cuenta de la ausencia de una clara política
integral de apoyo para estos sectores. La focalización con el pretexto de
volver más eficiente y efectiva la acción de estos programas, ha resultado
en una legitimación técnica de la incapacidad –en algunos casos manifiesta
y premeditada- de la acción estatal bajo el paradigma neoliberal para
mitigar el problema de la pobreza en el ámbito rural y lo que es más grave
aún, para reinsertar a estos productores domésticos dentro de la
estructura de producción primaria a nivel regional.
En este sentido y teniendo en cuenta la creciente pauperización de los
sistemas productivos y de la calidad de vida del conjunto de pequeños
productores domésticos en la región vale preguntarnos sobre el verdadero
alcance que tienen estos proyectos en el DRS. En forma más específica, nos
cuestionábamos acerca del margen realmente existente en el actual contexto
socio-productivo, para implementar acciones que permitan re-estructurar
los procesos productivos domésticos de base predial en un marco de
sustentabilidad económica, ecológica y social, cuando en la práctica estas
unidades domésticas deben operar en un entorno más amplio que no solo
ignora sino que incluso obstaculiza la implementación de estos criterios.
En definitiva nos preguntábamos acerca del impacto social de estas
políticas compensatorias vinculadas al DRS, a nivel de estos pequeños
productores que desarrollan modalidades domésticas de producción y
consumo.
Queda claro que la magnitud de estos interrogantes supera ampliamente los
límites de este trabajo y en tal sentido solo pretendemos realizar unos
aportes preliminares que se derivan de un proceso de investigación que
comenzó en el 20025. Nuestro enfoque estuvo centrado en el análisis de las
estrategias de producción y reproducción social de los pequeños
productores participantes, considerando que en su conformación intervienen
tanto factores macro-estructurales como micro-sociales que operan en forma
simultánea. El análisis de estas estrategias resultó una herramienta
sumamente útil para determinar la existencia de impactos sociales
diferenciales del Proyecto en función de la heterogénea situación
socio-productiva de las unidades domésticas participantes.
En cuanto a los aspectos operativos, reformulamos un esquema de análisis
del origen y destino de los ingresos/recursos en las economías de pequeños
productores domésticos (Chiarulli et.al., 2003), que resultó de gran ayuda
para guiar metodológicamente tanto la construcción como la interpretación
de los datos de campo. Este esquema de análisis cualitativo de la economía
mercantil simple que desarrollan estas unidades domésticas, nos permitió
sistematizar su comportamiento económico a partir de la identificación del
origen (predial o extrapredial), carácter (monetario o no monetario) y
destino (autoconsumo o mercado) de los recursos económicos que maneja una
UPD. Esto facilitó la identificación de aquellas relaciones sociales que
resultan claves para la construcción de sus diferentes estrategias
productivas y reproductivas, como p.e. el tipo de inserción en los
distintos mercados de bienes y trabajo, o bien el grado de integración de
estas unidades en el conjunto social, a partir de su interacción con otras
unidades domésticas, unidades productivas capitalistas, con las distintas
organizaciones de la sociedad civil y agencias del Estado.
Dinámica económica y diferenciación social entre las UPD´s del Proyecto
Vinal
El colapso del ciclo productivo algodonero modificó significativamente la
dinámica económica de las UPD´s de Ibarreta; principalmente porque el
trabajo realizado en el ámbito predial fue perdiendo su condición de
garante de la reproducción de la unidad doméstica en condiciones de
relativa autonomía. Esto a su vez implicó un incremento en la dependencia
del trabajo extra-predial, pero principalmente de los denominados
“ingresos sociales” (programas de asistencia alimentaria, seguros de
desempleo, etc) originados tanto en el sector público como privado, como
precondición para garantizar su propia reproducción. En este sentido y
pese a que la mayor parte de sus ingresos en dinero son aún generados en
sus sistemas de producción predial, entre estas unidades domésticas se
evidencia una fuerte participación de los ingresos extra-prediales para
asegurar su reproducción6.
En términos generales puede decirse que actualmente el proceso productivo
predial que desarrollan estas unidades comprende una estrategia de
pluriactividad. Esto implica la realización simultánea de actividades
agrícolas, ganaderas y forestales, cuya importancia relativa dependerá de
la particular situación socio-productiva de las distintas unidades. Sin
embargo, en términos generales es posible advertir una tendencia a la
ganaderización de sus sistemas productivos7. Si bien esta caracterización
general es representativa de las UPD´s que participan en el Proyecto
Vinal, debemos remarcar que no constituyen un conjunto homogéneo e
indiferenciado de unidades campesinas. Por el contrario, presentan
significativas diferencias en relación a su posicionamiento en la
estructura agraria local, lo que implica la existencia de limitaciones
diferenciales en cuanto al acceso y aprovechamiento de los recursos
productivos básicos, como la tierra, el capital y la tecnología. En la
mayoría de los casos estas limitaciones determinan la escala de sus
sistemas productivos y la orientación de su producción predial
(comercialización o autoconsumo). Pero además existen diferencias
inherentes a la esfera de lo estrictamente doméstico, relacionadas con la
capacidad para aportar trabajo, aspecto que guarda una estrecha relación
con la propia estructura demográfica interna en cada etapa del ciclo de
vida de la unidad doméstica. De allí que exista una alta variabilidad en
el peso relativo de las distintas prácticas prediales y extra-prediales,
para garantizar la viabilidad de las estrategias de producción y
reproducción social que implementan estas unidades domésticas.
En cuanto al análisis de los sistemas productivos prediales, tomamos como
eje la situación de estas unidades respecto de la ganadería por dos
razones fundamentales: En primer lugar porque a nivel provincial la
actividad ganadera viene atravesando un proceso expansivo, favorecida por
el control sanitario de la aftosa sobre el territorio alcanzado desde el
año 2000, lo que ha permitido que la ganadería formoseña volviera a
articularse comercialmente con los mercados de hacienda regionales,
dinamizando por consiguiente a la producción ganadera local. En Ibarreta,
el desarrollo de este proceso conectivo a nivel del capital agrario
regional está transformado el perfil productivo local, abandonando su
tradicional producción agrícola (algodonera) para configurarse como una
zona criancera de vacunos que son comercializados a empresarios ganaderos
de la zona litoral-pampeana. En segundo término, porque durante el período
2001-2003 el Proyecto Vinal recibió financiamiento del PROINDER para
desarrollar una experiencia de investigación adaptativa para la
introducción de componentes ganaderos al manejo silvicultural implementado
previamente en el Proyecto Vinal (producción de forrajes bajo monte).
Ahora bien, este proceso de reconversión de los sistemas productivos
algodoneros a la ganadería fue liderado a nivel local por grandes unidades
productivas, y si bien su dinamismo traccionó a productores medianos y en
menor medida a pequeños productores, debemos remarcar que sus resultados
han sido sumamente variables. En efecto, una de las consecuencias
asociadas a este proceso fue una creciente polarización en el sector de
pequeños productores locales, diferenciando entre aquellos que contaban
con potencial para desarrollar una ganadería capaz de alcanzar alguna
forma de integración con dicho circuito comercial y aquellos que, como
consecuencia de las limitantes estructurales de sus sistemas productivos,
quedaban excluidos a priori. En efecto, la expresión de este proceso de
ganaderización a nivel de las estrategias de producción de las UPD´s
participantes fue muy variable, y en tal sentido también lo fue el impacto
de la implementación del componente ganadero del Proyecto en dichas
estrategias.
Para poder dar cuenta de ello, sistematizamos estas diferencias
recurriendo a la construcción de criterios diferenciadores basados en el
empleo de variables clave tales como superficie disponible, tipo de
tenencia de la tierra, tamaño y composición de sus rodeos ganaderos. Como
resultado de nuestro análisis pudimos establecer algunas relaciones claves
para caracterizar los sistemas productivos de las UPD´s participantes en
el Proyecto en función de su potencial para desarrollar la actividad
ganadera:
- En cuanto a la escala de la producción ganadera se evidenciaba una
relación directamente proporcional entre la superficie promedio disponible
y el tamaño promedio de los rodeos vacunos. De esto se desprende que la
ganaderización de los sistemas productivos es un proceso que involucra
predominantemente al segmento de pequeños productores más capitalizados.
- En forma complementaria, puede apuntarse que en relación a la
composición de los sistemas ganaderos se establecía una relación
inversamente proporcional entre la importancia de la ganadería menor
(principalmente caprina) y la superficie promedio disponible. Esto implica
que aquellas pequeñas unidades más pauperizadas no presentan condiciones
para desarrollar la ganadería vacuna, transformándose en todo caso en
productores chiveros.
- En relación con el destino final de la producción vacuna se verifica una
relación inversamente proporcional entre el tamaño de los rodeos vacunos y
su uso doméstico en forma exclusiva8. De este modo la tendencia
evidenciada entre las unidades más pauperizadas es a mantener los pequeños
rodeos vacunos antes que comercializarlos en el mercado.
Esto nos permitió caracterizar una situación productiva base a partir de
la cual era posible establecer nuevas relaciones que involucraban al resto
de las principales actividades productivas prediales no ganaderas y
extra-prediales que adquieren un rol destacado en la generación de
ingresos en dinero dentro de estas economías domésticas, así por ejemplo:
- Considerando que el principal cultivo de renta sigue siendo el algodón,
es significativa la relación inversamente proporcional que se establece
entre la escala de su ganadería vacuna y la incorporación de este cultivo
en la campaña agrícola anual; siendo aquellas unidades más pauperizadas
las que presentan una mayor dependencia del monocultivo algodonero como
forma de conseguir ingresos en dinero.
- La misma relación puede establecerse respecto de la explotación forestal
del monte nativo a través de la producción de carbón, donde nuevamente son
aquellas unidades más pauperizadas cuya producción ganadera no es
significativa, las que deben recurrir a esta actividad para asegurar su
reproducción.
- Una segunda actividad forestal de importancia económica es la extracción
de postes de maderas duras. Significativamente esta práctica guarda una
relación directamente proporcional con la escala de la ganadería vacuna
desarrollada por estas unidades. De este modo aquellas unidades más
capitalizadas son las que desarrollan una ganadería de mayor escala,
disponiendo de superficies más extensas, donde aún se localizan islas de
“monte fuerte” que todavía conservan cierto potencial para el
aprovechamiento de sus recursos forestales. En cambio las unidades más
pequeñas se localizan generalmente en áreas ya muy degradadas que
sufrieron una intensa explotación forestal y agrícola en el pasado lejano
y reciente.
- En cuanto a las actividades extra-prediales, debemos señalar que incluso
a nivel de las unidades domésticas que desarrollan una ganadería de mayor
escala se evidencia una importante participación en estas actividades. Sin
embargo, al jerarquizar estas actividades de acuerdo calificación del
trabajo realizado, podemos observar una relación directamente proporcional
entre la escala de sus sistemas ganaderos y el grado de calificación del
trabajo extra-predial realizado por los integrantes de la unidad
doméstica. En este sentido, entre las unidades más pauperizadas predominan
los ingresos sociales provenientes de las contraprestaciones en trabajo de
los Plan de Jefes y Jefas de Hogar, mientras que entre las unidades más
capitalizadas son más frecuentes los asalariados que trabajan en el Estado
(generalmente docentes o empleados municipales).
El análisis precedente nos permitió establecer una diferenciación
socio-productiva a nivel del conjunto de UPD´s que integran el Proyecto
Vinal, y a partir de ello dar cuenta de las significativas diferencias en
las estrategias de producción y reproducción social que implementan las
distintas unidades domésticas participantes. Atendiendo a la relación
específica entre estas estrategias y la actividad ganadera que desarrollan
sintetizamos el análisis efectuado a través de un cuadro comparativo donde
se caracterizan las dos tendencias predominantes identificadas a nivel de
las UPD´s que integran el Proyecto Vinal (Ver Cuadro N°1): Por una parte
aquellas unidades que aún en pequeña escala y con muchas deficiencias
pueden considerarse verdaderos productores ganaderos, cuya actividad se
encuentra estructuralmente integrada al mercado. En contraste, podemos
diferenciar otro conjunto de unidades que denominamos con la categoría
nativa de “tenedores de vacas” y que es utilizada para describir a
aquellas unidades en las cuales su ganadería no alcanza a desarrollarse en
una escala comercialmente viable. Estos últimos desarrollan una estrategia
predial más diversificada pero a escala de subsistencia, donde la
ganadería representa un rubro complementario del resto de las actividades
prediales (agrícolas y/o forestales) con las que garantizan los ingresos
necesarios para su reproducción.
Estrategias de producción predial e impacto social diferencial del
Proyecto Vinal
Desde nuestra perspectiva sostenemos que una aproximación válida al tema
de los impactos sociales de los proyectos de DRS, debe contemplar una
visión holística e integradora de las estrategias de producción y
reproducción social que implementan las distintas unidades domésticas.
Como se evidencia en nuestro estudio de caso, los pequeños productores
domésticos conforman un grupo heterogéneo que presenta significativas
diferencias en cuanto al tipo de estrategias productivas que implementan.
Estas diferencias establecen límites concretos al potencial de una
determinada propuesta de intervención técnico-productiva para
re-estructurar los degradados procesos productivos domésticos en este
complejo contexto socio-económico.
De allí que los heterogéneos desempeños que evidenciaron las distintas
UPD´s a lo largo del proceso de transferencia y adopción social de la
propuesta técnica del Proyecto, pueden relacionarse con el tipo de
articulación existente entre esta propuesta técnica y las
prioridades/necesidades que las unidades definen en función de sus
estrategias de producción y reproducción. En forma complementaria cabe
decir que la misma propuesta técnica también fue siendo modificada y
adaptada en la medida que se incrementaba el feedback entre el modelo
teórico y su implementación efectiva en terreno (en 30 predios de diversas
características ambientales y socio-productivas). La flexibilidad de la
propuesta, basada en el desarrollo de diversos componentes (forestal,
ganadero y agrícola), permitió que finalmente cada UPD pudiera adaptar y
resignificar los objetivos, metas y plazos de la propuesta técnica
original en función de dichas prioridades/necesidades. Sin embargo se
trató de un proceso no explicitado que se desarrolló en un marco informal
y asistemático, a medida que avanzaba la implementación del Proyecto a
través de los distintos financiamientos.
En un principio, con el financiamiento del Fondo para las Américas
(1998-2000) se priorizó el desarrollo del componente forestal del modelo,
que basándose en las cualidades tecnológicas de la madera de Vinal buscó
apoyar la introducción de esta nueva madera nativa en el mercado a través
de dos subproductos: carbón vegetal y parquet para pisos9. Al menos en el
modelo, durante esta primera etapa la propuesta técnica del Proyecto
proyectaba una estrecha articulación con las estrategias de producción y
reproducción domésticas de estos pequeños productores, ya que todas las
unidades –sin excepción- contaban con densos vinalares que podrían ser
aprovechados con el manejo silvicultural en forma sostenible para
abastecer la demanda de madera para la fabricación de carbón y pisos de
parquet. Estas unidades podrían incrementar los ingresos domésticos a
través de dos mecanismos: Por una parte a partir del desarrollo de una
producción con valor agregado (carbón), ya que el Proyecto facilitó las
herramientas (motosierras y hornos metálicos transportables) para que el
proceso productivo sea operado por las propias UPD´s. Por otra, a través
de la venta de madera en bruto para la carpintería industrial, que si bien
no resultaba en una actividad que agregara valor a la producción predial,
permitiría otorgarle valor de mercado a una especie forestal nativa que
hasta antes de la implementación del Proyecto era considerada una plaga
improductiva, cuyo potencial de aprovechamiento en la industria de la
madera estaba invisibilizado10.
Sin embargo, los resultados obtenidos en esta etapa fueron dispares, ya
que solo la producción de carbón de Vinal alcanzó a incorporarse con
relativo éxito en el marco de la propuesta de diversificación de las
estrategias productivas de las UPD´s participantes11. Para ello resultó
clave la preexistencia de canales de comercialización (si bien
irregulares) que articulaban la zona con los mercados extra-locales, que
permitieron viabilizar comercialmente esta actividad desde un principio y
de este modo facilitar su adopción en el marco de la propuesta del
Proyecto Vinal. Lo contrario sucedió con la introducción de la madera de
Vinal para la fabricación de parquet en carpinterías industriales. Si bien
este tema fue encarado desde el Proyecto solo a través de acciones
exploratorias, debemos señalar que la escasa consideración de variables
socio-económicas estructurales en la propia formulación de la propuesta
coadyuvó para invisibilizar una serie de elementos que terminaron
obstaculizando el posterior desarrollo de este componente del Proyecto.
Debemos recordar que durante la convertibilidad se privilegió una política
cambiaria destinada a mantener el “atraso” del dólar respecto del peso, lo
que alentó el ingreso masivo e irrestricto de importaciones en todos los
rubros productivos, que establecían una competencia asimétrica con
aquellos productos y materias primas de origen nacional. En este marco,
más allá de las promisorias cualidades técnicas de la madera y de la
sustentabilidad socio-ecológica del modelo de aprovechamiento propuesto
para obtener la madera de Vinal, los operadores locales del mercado de la
madera no estaban dispuestos a correr el riesgo de introducir una nueva
madera nativa en un mercado que se encontraba saturado de maderas
provenientes de Brasil y Paraguay, mucho más competitivas en precio,
volumen de producción y regularidad de su calidad. Esto conspiró contra
las posibilidades de articular un nuevo canal de comercialización y con
ello consolidar el modelo propuesto en tanto una alternativa integral para
el aprovechamiento forestal sustentable de los vinalares.
En efecto, solo la producción de carbón alcanzó posibilidades concretas de
comercialización en el corto plazo, pero de ambas actividades era
justamente la que demandaba mayor costo de producción y menor rentabilidad
relativa. Si bien la totalidad de las UPD´s participantes estaban
interesadas en encontrar un uso productivo para sus vinalares, no todas
tenían ni el interés ni la necesidad de incorporar la sacrificada
producción carbonera dentro de sus estrategias productivas para alcanzar
ese objetivo. Esto resultaba aún menos atractivo para aquellas unidades
más capitalizadas que, ante la llegada de compradores de hacienda de otras
provincias y del incremento sostenido en el precio pagado a los
productores por su ganado vacuno, comenzaban a vislumbrar la posibilidad
de rearticular su producción ganadera con los mercados extra-locales.
De este modo, ante la imposibilidad de continuar desarrollando el
aprovechamiento forestal de esta especie, y retomando las inquietudes de
varios productores respecto de la necesidad de incrementar la superficie
de pasturas en sus sistemas productivos; a partir del año 2000 la
propuesta técnica fue siendo reformulada pasando de lo estrictamente
forestal al desarrollo del componente ganadero del modelo. Es así como a
través de los sucesivos financiamientos que permitieron dar continuidad a
la experiencia (SAGPyA 2000-2001 y principalmente PROINDER/SAGPyA
2001-2003)12 los principales esfuerzos estuvieron orientados hacia el
mejoramiento de la productividad forrajera en aquellos vinalares sobre los
que se había avanzado previamente en el manejo silvicultural. Las acciones
estuvieron centradas en la recuperación de pasturas nativas a través del
cerramiento de las parcelas, introducción del boyero eléctrico, siembra de
pasturas exóticas y auto-producción de alimentos balanceados utilizando
productos del monte y la chacra.
Este pasaje de forestal a lo ganadero implicó que la articulación de la
propuesta técnica con las estrategias de producción de las UPD´s
participantes se fue volviendo más compleja y heterogénea; principalmente
porque se hicieron más evidentes las significativas diferencias
socio-productivas existentes entre las distintas unidades, que antes
habían quedado invisibilizadas por el hecho que todas ellas contaban con
el mismo potencial para desarrollar nuevas actividades prediales a partir
del aprovechamiento forestal sustentable del Vinal. De hecho las nuevas
acciones presentaban mayor sintonía con los intereses de aquellas UPD´s
cuyas estrategias productivas apuntaban a una mayor especialización en la
ganadería, en cuyo caso la recuperación de la capacidad forrajera de sus
predios resultaba clave para mejorar sus rendimientos y por ende las
condiciones de venta de su producción, utilizando canales comerciales cuyo
acceso estaba relativamente garantizado.
En efecto, uno de los principales obstáculos para la actividad ganadera en
la zona es la baja productividad forrajera de estos ecosistemas,
actualmente se estima que la capacidad de carga promedio para esta región
es de 4 has/UG. En estos sistemas extensivos, sin manejo del rodeo, el
sobre pastoreo constituye una consecuencia generalizada que va degradando
la base productiva del sistema. La falta de pasturas se agudiza durante el
invierno seco cuando se produce el denominado “bache forrajero invernal”,
que debilita a los animales y eleva la tasa de mortalidad dentro del
rodeo. El avance del vinal sobre las chacras coadyuva a esta situación ya
que bajo un vinalar maduro no se desarrolla el estrato herbáceo (en estos
casos el promedio de capacidad de carga ganadera se eleva a 7 has/UG) y al
ramificarse desde la base con fuertes espinas se crea una barrera natural
que obstaculiza la circulación animal en los predios. Sin embargo estas
limitantes pueden superarse a partir de la implementación de componente
ganadero del Proyecto Vinal, ya que se logra recuperar la productividad
forrajera bajo los vinalares (alcanzando un promedio de capacidad de carga
que oscila entre 1 y 2 has /UG) y se libera la circulación del ganado con
las tareas de raleo y poda silvicultural.
Ahora bien, considerando estos datos nos preguntamos: estos resultados
tienen el mismo impacto en todas las UPD´s participantes?. Como desprende
de nuestro trabajo, la mayor incidencia de limitantes de tipo ecológico
para el desarrollo de la actividad ganadera (como p.e. pérdida de la
aptitud forrajera por invasión de leñosas), esta estrechamente asociada a
la escala alcanzada por los rodeos bovinos en cada caso. En tal sentido se
establece una relación inversamente proporcional entre la capacidad de
carga de los sistemas productivos ganaderos en las diferentes UPD´s y la
escala que alcanzan en la actualidad sus rodeos ganaderos. Por ende, la
situación crítica se verifica justamente entre las aquellas UPD´s más
capitalizadas, cuyos sistemas productivos están especializados en la
ganadería mayor, ya que si bien cuentan con mayor extensión de tierras, el
tamaño de sus rodeos excede ampliamente la capacidad de carga estimada
para dicha superficie considerando el promedio regional (en algunos casos
duplicaban la capacidad de carga estimada). Para estas unidades, el
desarrollo del componente ganadero del Proyecto Vinal significó una
respuesta técnica a las limitantes ecológicas que encuentra su producción
ganadera a nivel local, cuya implementación subsidiada supone una
articulación más estrecha con las prioridades que definen en función de
sus estrategias productivas y reproductivas, reforzando la tendencia hacia
la especialización en la producción ganadera. Del mismo modo supone
consolidar la generación de ingresos en dinero a partir de la actividad
predial en forma exclusiva a partir del esquema: recuperación de pasturas
= incremento producción de carne = articulación con mercados
extra-locales. La alta rentabilidad de esta producción favorece la
re-estructuración de estrategias reproductivas basadas en el trabajo
predial doméstico, fortaleciendo el rol productivo de la unidad desde una
situación de relativa autonomía respecto del establecimiento de relaciones
asimétricas con unidades productivas capitalistas (trabajo extra-predial)
y/o del incremento de la dependencia de la ayuda estatal a través de los
ingresos sociales13.
En contraste, para aquellas otras UPD´s de “tenedores de vacas” que
desarrollan una ganadería de subsistencia cuyos rodeos están lejos de
comprometer la capacidad de carga promedio del sistema, las principales
restricciones para desarrollar una ganadería vacuna de mayor escala son,
antes que ecológicas, de índole socio-económica; ya que disponen de escasa
superficie, rodeos pequeños, presentan serias deficiencias en
infraestructura y sus producción no esta articulada a los mercados
extra-locales. En este marco, el desarrollo del componente ganadero
presentará una débil articulación con sus estrategias productivas, ya que
más allá de ciertas mejoras puntuales en infraestructura, representa
básicamente una solución técnica para un problema de naturaleza ecológica
y por ende su acción específica no modifica en forma sustancial las
carencias de su situación socio-productiva de base (falta de tierras,
capital, etc) que representan verdaderas limitantes estructurales para el
desarrollo de una ganadería vacuna de escala. En tal sentido, el
desarrollo del componente ganadero no representa actualmente una prioridad
dentro de sus estrategias de producción predial, pese a que sus resultados
constituyen una mejora efectiva en sus sistemas productivos. Para estas
unidades, cuyas economías evidencian una participación incremental de
ingresos extra-prediales, el énfasis en sus estrategias reproductivas está
puesto en la consolidación de aquellas actividades prediales que les
permitan generar ingresos en dinero en el corto plazo, como forma de
minimizar el riesgo de proletarización. Actualmente, de aquellas prácticas
productivas apoyadas por el Proyecto Vinal solo la carbonería representa
una alternativa concreta de la que pueden obtenerse resultados en el corto
plazo; ya que otras actividades con gran potencial en este sentido como la
apicultura y/o la producción de harina de algarroba presentan un
desarrollo incipiente en el Proyecto. Es por ello que desde nuestra
perspectiva sostenemos que estas unidades fueron resignificando el por qué
y el para qué de su participación durante este último período, valorizando
otro tipo de acciones y resultados que van mas allá de lo estrictamente
económico-productivo pero que tienen estrecha relación con sus actuales
estrategias reproductivas. En este sentido debemos remarcar que la
situación de pobreza que atraviesan estas unidades no solo comporta
carencias de tipo material sino también en cuanto a su participación en
contextos tanto institucionales como comunitarios, resultando en una
situación de creciente aislamiento y atomización. En este sentido, su
participación en el Proyecto Vinal supone la obtención de ciertos
beneficios de tipo indirecto, derivados de su articulación con una ONG con
capacidad técnico-financiera para trabajar en el mejoramiento de su
producción predial (aunque sea aquella destinada a su subsistencia) en un
contexto local caracterizado por una débil acción estatal en la asistencia
al sector de la pequeña producción rural. Esto no solo implica la
posibilidad de acceder a capacitaciones y asistencia técnica personalizada
sino también a infraestructura y herramientas (alambre, hornos metálicos
para carbón, boyeros eléctricos, motosierras, etc) que de una u otra forma
coadyuvan en la consolidación de su situación socio-productiva. Del mismo
modo, su participación en el Proyecto Vinal constituye una referencia
institucional que puede resultar significativa para acceder a beneficios
desarrollados en otros ámbitos, como p.e. en la articulación con la
Asociación de Mujeres Formoseñas de Pie que les brindó la posibilidad de
direccionar las contraprestaciones del Plan de Jefes y Jefas de Hogar al
trabajo en las parcelas donde implementan el modelo. Esto permitió
minimizar la tensión entre asignar trabajo doméstico a las actividades
prediales y extra-prediales, consolidando la infraestructura predial y el
mismo tiempo accediendo a ingresos en dinero.
En síntesis, es posible afirmar que si bien estas unidades pueden
incluirse “técnicamente” en la meta-categoría “pequeños productores
criollos” y en tal sentido guardar coherencia con la focalización como
criterio prioritario para la identificación de la población beneficiaria
de la implementación de las políticas compensatorias en el ámbito rural;
queremos remarcar que el Proyecto Vinal presenta impactos sociales
diferenciales derivados de las distintas formas de articulación entre las
acciones del Proyecto y las prioridades que estas unidades definen de
acuerdo a sus estrategias de producción y reproducción social. En tal
sentido, estos impactos diferenciales configuran un campo de
potencialidades y limitaciones en cuanto al potencial de la propuesta
técnica del Proyecto para re-estructurar los procesos productivos
prediales desarrollados por estas UPD´s en el actual contexto social y
económico. A partir de ello es posible poner en cuestión la validez de la
focalización como criterio orientador en la implementación de políticas
compensatorias en el ámbito rural, especialmente si consideramos la
heterogeneidad de sujetos sociales que conforman la actual realidad
agraria argentina.
Por otra parte y específicamente en el marco del Proyecto Vinal,
sostenemos que puede existir una relación entre estos impactos
diferenciales y los heterogéneos desempeños logrados por estas unidades en
la implementación efectiva de la propuesta técnica en sus predios. En tal
sentido debemos señalar que las diferencias en cuanto a la situación
socio-productiva de las unidades participantes no fueron contempladas en
forma sistemática en ninguna etapa de esta experiencia. La evaluación ex
ante de estas características hubiese permitido mejorar el diseño de las
acciones de implementación desarrolladas posteriormente. Esto quizá pueda
explicarse por la fuerte orientación hacia lo ecológico que presentó el
Proyecto en sus inicios, que influyó para que se prioricen las
características del medio natural (principalmente las características
biológicas y ecológicas de los vinalares) en tanto criterios de selección
para el ingreso de los participantes. En cuanto a lo socio-económico, solo
se consideraron (aunque no en forma exhaustiva ni sistematizada) algunas
características de sus sistemas de producción predial (principalmente
rubros productivos en los que basan su actividad e infraestructura
disponible en la chacra); priorizando una visión sincrónica que coadyuvó a
invisibilizar la marcada heterogeneidades socia-productiva presente al
interior del grupo.
Esta investigación permitió demostrar la validez del análisis
antropológico para dar cuenta del impacto social diferencial que presenta
el Proyecto, a partir de la sistematización e interpretación de las
diferentes acciones desarrolladas en el marco del Proyecto Vinal en
función de las diferencias que evidencian las estrategias de producción y
reproducción social que implementan las distintas UPD´s. De este modo
sostenemos que estas diferencias establecen límites significativos en
cuanto al potencial de la propuesta técnica del Proyecto Vinal para
re-estructurar procesos productivos domésticos, entendiendo que esta tarea
implica no solo el mejoramiento de las condiciones en las que se
desarrolla el proceso productivo doméstico (tanto en sus aspectos técnicos
como agroecológicos) sino que también implica facilitar su reinserción
como productores primarios en el sistema económico
local/regional/nacional, intentando revertir las nefastas consecuencias
que ha tenido sobre estas unidades el proceso de exclusión iniciado
décadas atrás.
Notas
1. En la actualidad se estima que existen unos 2 millones
de hectáreas afectadas por vinal en las provincias de Chaco, Formosa,
Salta, Santiago del Estero y norte de Santa Fé.
2. Clasificados de acuerdo a su importancia: Energético como leña, debido
a su abundancia, fácil encendido y calidad de su brasa; Constructivo como
postes y rodrigones para la construcción de viviendas e infraestructura
productiva y Medicinal ya que a sus hojas poseen propiedades
oftalmológicas, vermífugas y antidiabéticas (Charpentier, 1998 y Scarpa,
2000).
3. En realidad el Proyecto comenzó en 1993 con un subsidio de CONICET para
realizar una serie de estudios básicos sobre la ecología y biología de
Prosopis ruscifolia con el propósito de identificar claves para el diseño
de un plan de manejo para esta especie adaptado a la realidad de los
productores locales. Luego se llevaron a cabo ensayos experimentales en el
Campo Anexo del INTA en Bartolomé de las Casas (Fsa.) donde se testeó la
viabilidad del modelo desarrollado, alcanzando resultados positivos.
4. De acuerdo con Blasco (2004) en vinalares sin tratamiento se alcanza
una capacidad de carga de 0,12 UG/ha, que se incrementa a 0,52 UG/ha con
la recuperación de pasturas nativas luego del tratamiento y en el caso de
complementarlo con la implantación de forrajeras exóticas, a los dos años
se alcanza un promedio de 1,2 UG/ha.
5. Para este trabajo tomamos como estudio de caso al Proyecto Vinal,
acotando nuestro análisis al período financiado por el PROINDER
(2001-2003), cuyos objetivos estuvieron centrados en la introducción de
componentes ganaderos al modelo de aprovechamiento forestal que se venía
implementando desde 1998 en los predios de 30 unidades productivas
domésticas de las colonias rurales de Ibarreta, Formosa. En tal sentido,
consideramos que se trataba de una experiencia representativa que nos
permitió lograr una primera aproximación a un tema complejo.
6. Esta tendencia hacia la proletarización de estos pequeños productores
rurales ya ha sido señalada para la Formación Social de Fronteras Chaco
por autores como Trinchero (2000) y Belli, Slavutsky y Trinchero (2004).
7. Se destaca la ganadería vacuna, teniendo en cuenta que el 93% de las
unidades cuenta con rodeos vacunos dentro de sus sistemas productivos,
cuyo principal destino es la comercialización tanto a nivel local como
regional. También un porcentaje significativo (66%) desarrolla ganado
menor (caprino, ovino y/o porcino) que en general es empleado para el
consumo doméstico. La agricultura de sementera baja es también una
práctica generalizada (93% de los casos), desarrollando cultivos mixtos en
pequeña escala (mandioca, zapallo, maíz, batata, sandía, poroto, melón)
que se destinan mayoritariamente al consumo doméstico y a la
comercialización de eventuales excedentes. El principal cultivo de renta
es el algodón, sin embargo su importancia viene decreciendo en forma
sostenida debido a su baja rentabilidad, elevado costo productivo
(semilla, y agroquímicos) y alta demanda de fuerza de trabajo doméstica
(para la campaña 2002 solo un tercio de las UPD´s del proyecto había
incorporado este cultivo en sus chacras). Por otra parte, todas las
unidades productivas desarrollan algún tipo de actividad forestal en
bosques de su propiedad, lo que incluye desde el abastecimiento de leña
para consumo doméstico hasta la venta de rollizos de algarrobo para los
aserraderos. Finalmente el 69% de las UPD´s practica regularmente la
marisca (caza y/o recolección) abasteciéndose de una amplia variedad de
plantas medicinales, frutos y animales silvestres que son mayoritariamente
destinados al consumo doméstico con excepción de los cueros y las mieles
silvestres que también se comercializan (Carenzo, 2004).
8. Debemos recordar que en este caso nos referimos a una definición amplia
del uso doméstico, donde no solo incorporamos su consumo alimenticio
(carne y leche) sino que además consideramos la función “financiera” de
los rodeos, ya que en muchos casos constituyen el único reaseguro para
obtener dinero en forma urgente frente a una eventualidad.
9. Ambos productos presentaban un gran potencial productivo, siendo
obtenidos del manejo forestal implementado en los vinalares de los
pequeños productores participantes. La madera en peores condiciones se
destinaba a la elaboración de carbón y la de mejor calidad para la venta a
carpinterías industriales dedicadas a la fabricación de pisos.
10. Hay que considerar que especialmente para aquellas unidades más
pauperizadas, cuyos bosques se encuentran generalmente sobre-explotados,
con escaso o nulo potencial de aprovechamiento de las maderas nativas ya
incorporadas a un mercado consolidado (Algarrobo y Quebracho colorado), la
explotación industrial del vinal representaba una verdadera alternativa
que les permitiría valorizar los recursos disponibles y poner en marcha su
aprovechamiento en forma sustentable.
11. Incluso numerosos informantes señalaron que la acción del Proyecto fue
clave para dinamizar esta actividad a escala local (ya que Ibarreta no se
caracterizaba por ser una zona específicamente carbonera en aquel
entonces).
12. A través de los Proyectos “Enriquecimiento Forestal y Recuperación
Productiva de Campos Invadidos por Leñosas de Pequeños Productores del
Centro de Formosa” (SAGPyA) y “Diversificación Productiva de Bosques
Degradados: Incorporación de componentes agroganaderos” (PROINDER/SAGPyA).
13. En efecto, resulta que aquellas unidades más capitalizadas son las que
paradójicamente están en condiciones de realizar un aprovechamiento más
integral de la propuesta del Proyecto, ya que cuentan con el potencial
productivo adecuado para desarrollar las dos actividades que en la actual
coyuntura económica cuentan con mayores perspectivas de comercialización:
carbonería y ganadería. De hecho pueden lograr una articulación funcional
de estas dos actividades, por cuanto la carbonería se alimenta de las
tareas de limpieza silvicultural de los vinalares, que a su vez quedan en
condiciones para el desarrollo de forrajes (nativos o exóticos) que
permitirán mejorar o expandir su producción ganadera. Pero además la
comercialización del carbón puede generar los ingresos necesarios para
cubrir los costos de mano de obra que implica la ampliación de la
superficie bajo manejo silvo-pastoril. De esta forma el trabajo realizado
en el marco del Proyecto representa un apoyo significativo para aquella
actividad predial que en este momento constituye la base de sus
estrategias de producción y reproducción doméstica.
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